“Cuando tomamos conciencia del lugar que ocupamos en el universo y sabemos la manera en la cual estamos compuestos: Átomos viviendo dentro de átomos, nuestro universo interior despierta junto con el respeto y amor por todo lo que nos rodea. Nos sentimos como parte del universo, sabiendo y reconociendo que tenemos la misma composición. Tenemos entonces la certeza, que una hélice de nuestro ADN divino y cósmico se activa, expande, crece, evoluciona y eleva espiritualmente en la inmensidad del universo y de nuestra existencia infinita y eterna, unida al principio del todo y del UNO”...
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