Ser feliz se puede manifestar como una serenidad que no requiere demostraciones externas aunque se aprecia en la mirada, en la sonrisa y en el aura. La felicidad no es eufórica, es casi invisible, porque es un sentimiento interior que se parece más a la paz que a cualquier otra cosa. Es una satisfacción íntima con uno mismo, resultado de una aceptación de Sí Mismo, y de su pasado y su presente.
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