No se puede preservar a las personas negándoles las experiencias de la vida, así no se les protege del mal, del error o de las dudas, muy al contrario, se les hace débiles y sin recursos. Lo que vale del error cometido es la comprensión que deviene del error mismo. El error sirve para “darse cuenta” de lo que no debemos volver a repetir. Pero si nunca nos damos cuenta del error, tampoco tendremos la oportunidad de aprender de aquellas cosas que el dolor, el deseo, la frustración, la confusión o la duda nos pueden mostrar. En todo caso, siempre es preferible cometer un error que dudar y no hacer nada.
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