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viernes, 8 de noviembre de 2013
SANGRE DE DRAGO
El poder curativo de su látex ha sido bien conocido desde antiguo por los habitantes nativos y la llaman la Sangre de Drago. La primera referencia escrita de sus usos medicinales se remonta al siglo XVII. Fue documentada por el naturalista español Bernabé Cobo. Ya entonces se observó cómo los indígenas se servían del látex para sellar heridas en la piel, frenar la infección y acelerar la cicatrización. Pero lo usaban también sobre fracturas, heridas calmar el dolor, aliviar dolor gastrointestinal y hemorroides.
Se han demostrado sus propiedades medicinales como cicatrizante, por el contenido del alcaloide taspina, y como antiviral, por el contenido del principio SP-303, una proantocianidina oligomérica de acción antiviral.
La Sangre de Drago tiene acciones antibacteriales, demostrando excelente promesas como tratamiento de primeros auxilios de mordeduras y picaduras de insectos, laceraciones y hasta quemaduras. Wallace, que promueve estos estudios en colaboración con los investigadores en Facultad de Medicina de Albany, NY, dice que el aislamiento del ingrediente activo de la Sangre de Drago podría llevar a terapias para un amplio rango de enfermedades inflamatorias, incluyen asma, artritis y colitis ulcerosa.
Una serie de estudios en diversos países han comprobado las cualidades cicatrizantes de la Sangre de Drago. Asimismo se ha comprobado el efecto antiulceroso en estudios científicos, indicando que su efecto es complementado por un efecto protectivo de la mucosa gástrica.
También se han realizado múltiples estudios que demuestran la actividad antiviral y antimicrobiana contra herpes virus, influenza, hepatitis, RSV, bacterias Gram (+), hongos dermatofíticos, entre muchos otros.
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