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sábado, 28 de diciembre de 2013
Me siento muy cansad@ . Combatir la fatiga
No es lo mismo cansancio que debilidad muscular
El cansancio, o su término más científico (astenia) suele ser algo generalizado. Algo que afecta a todo el cuerpo, y que la persona que lo padece no logra localizar en una zona concreta.
La debilidad muscular, por el contrario, indica una pérdida en la fuerza que nos permite realizar alguna acción; esto es siempre indicativo de alguna enfermedad neurológica que ha de ser convenientemente estudiada; por lo que al diagnóstico de debilidad muscular sólo llegaremos tras ser explorados por un médico.
Un problema que afecta más a las mujeres
Así lo dicen las estadísticas. En concreto, hasta el doble de casos aparecen en mujeres que en hombres.
En cualquier caso, sin distinción de sexos, la astenia afecta entre un 21 y un 24% de la población. Y se trata de una entidad típica de la gente joven (el pico máximo de incidencia se sitúa entre los 15 y los 34 años de edad).
Un mismo síntoma, pero muchas causas posibles
Si bien el abanico de posibles causas de una sensación mantenida de cansancio (o astenia) es amplio, como veremos a continuación, lo cierto es que la mitad de los casos son debidos, o bien a un cuadro depresivo, o bien a diferentes problemas o estresores psicosociales, ya sea en el ámbito de la pareja, en el laboral, en el personal…
Aunque esto es válido para todos los grupos de edad, en el caso de las personas mayores (a partir de los 65 años), la probabilidad que detrás del cansancio se halle una enfermedad orgánica no es desdeñable.
Y entre las causas orgánicas, es decir, entre las enfermedades que hemos de descartar cuando una persona se encuentra cansada durante un largo período de tiempo, están las infecciones, las enfermedades endocrinas (en especial, la diabetes y el hipotiroidismo); y, ya en gente mayor, la bronquitis crónica o la insuficiencia cardíaca.
No olvidar los medicamentos que tomamos
Algunos medicamentos de uso común también pueden dar astenia. Entre ellos, destacan los tranquilizantes, de uso tan extendido de cara a tratar la ansiedad o el insomnio; los anticonceptivos orales, los antihistamínicos (muy usados en cuadros de alergia o de congestión nasal), y algunos antihipertensivos (diuréticos, por ejemplo).
Señalar que el alcohol, o más bien su consumo excesivo, también es motivo frecuente de astenia.
La importancia de realizarnos una analítica de sangre
Un motivo menos frecuente, pero de gran relevancia, de astenia, es la anemia. No tanto por la falta de hierro en sí; sino porque suele ser reflejo de una pérdida de sangre en alguna zona del cuerpo. En el caso de las mujeres menstruantes, la regla suele justificar esa pérdida. Pero una anemia tras la menopausia, o bien en un hombre a cualquier edad, ha de llevarnos a buscar un foco de sangrado (en no pocas ocasiones, nos encontraremos cara a cara con un tumor).
Y si todo el estudio es normal…
Siempre nos quedará una entidad clínica, el denominado Síndrome de Fatiga Crónica, caracterizado por una serie de síntomas y que vendría a ser “primo hermano” de la fibromialgia.
Y de tratamiento…
Si en la analítica que hemos de practicar para llegar al diagnóstico del motivo de la astenia encontramos alguna alteración, la trataremos a conciencia. Así, una diabetes descompensada, o bien un hipotiroidismo clínico, han de ser revertidos, la mayoría de las veces, mediante medicación.
En el caso de la anemia, tal y como indicábamos, y a buscar qué es lo que sangra es primordial. Por tanto, en muchas de las ocasiones en que nos encontremos con una anemia en una mujer menopáusica, o en un hombre de cualquier edad, deberemos realizar pruebas endoscópicas (el tubo digestivo es, en estos casos, el origen más frecuente de un sangrado). Y, evidentemente, no podemos olvidarnos del tratamiento de la propia anemia: Hierro oral (la mayoría de las veces), y una dieta adecuada para la anemia.
Pero en la mayoría de los casos, como veíamos antes (hasta en la mitad de ellos) el motivo es una depresión, o un problema psicosocial. En estos casos, la psicoterapia, alguna técnica de relajación acompañadas o no de medicación, suelen mejorar (cuando no curar) el cuadro.
Dr. Francisco Marín http://www.doctissimo.es/
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