El auténtico valor de un ser humano nada tiene que ver con la apariencia exterior o con los títulos que posea; por el contrario, surge del aliento del propio espíritu de cada uno. Todo depende de la fe y de la convicción. Lo que cuenta es el corazón y la sustancia de las acciones que uno lleva a cabo.
Daisaku Ikeda, presidente de la SGI
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