Considerar las dificultades de la vida como desgracias o, por el contrario, verlas como buena fortuna depende enteramente de cuánto hayamos forjado nuestras determinación interior. Todo tiene relación con nuestra actitud o estado de vida. Con un espíritu a toda prueba, podemos vivir una vida de gozo y de alegría. Somos capaces de desarrollar un "yo" de tal fortaleza, que adquirimos la capacidad de esperar las pruebas y tribulaciones que nos presenta la vida con un profundo sentido de euforia y júbilo. "¡Adelante, obstáculos! ¡Los estaba esperando! ¡Es la oportunidad que estaba aguardando!".
Daisaku Ikeda,
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