Si una persona tiene hambre, debemos darle de comer. Cuando no hay nada para ofrecerle, podemos al menos brindarle palabras que la nutran. Ante alguien que se ve enfermo o está físicamente debilitado, podemos dirigir la conversación hacia temas que levanten su ánimo, le otorguen esperanza y lo ayuden a decidir resueltamente que se va a mejorar. Démosle algo a cada persona con la que nos encontremos: alegría, coraje, esperanza, seguridad, filosofía, sabiduría, una visión para el futuro. Siempre brindemos algo.
Daisaku Ikeda, presidente de la SGI
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