La espalda representa el sostén y el soporte de la vida. Es el lugar que me protege si me siento impotente frente a una persona o una situación (doy la espalda) en caso de necesidad. Si mi peso es excesivo, si carezco de “respaldo” o si no me siento bastante “respaldado” (afectivamente, monetariamente, etc.), mi espalda reaccionará en consecuencia y ciertos dolores (agujetas) pueden manifestarse. Puedo tener la espalda ancha y ser capaz de recibir o bien inclinarme humildemente, inclinarme por respeto o con aceptación. Poco importa el motivo, un dolor de espalda indica que quiero quizás salvarme de algo colocándolo detrás mío, porque es con mi espalda que olvido las experiencias que me causaron confusión o pena. Pongo todo lo que no deseo ver o dejar ver a los demás, jugando a la avestruz. Estoy profundamente herido, incapaz actualmente de expresar estas emociones bloqueadas. ¡Rechazo ver lo que me conviene!
¡Acepto liberar ahora las energías retenidas en los lugares que me duelen! Una espalda flexible pero fuerte indica cierta flexibilidad mental y una gran apertura mental contrariamente a las rigideces dorsales que significan orgullo, poder y negación a ceder. Sentado bien cómodamente, puedo tener la sensación de estar protegido, en total seguridad. Sin embargo, aun cuando mi espalda sirva para soportar estas cosas indeseables y jugar a la “avestruz”, acepto ver lo que me molesta y expresarlo. Actuando de este modo, me libero del peso que llevaba.
La postura adoptada da indicaciones sobre lo que vivo y sobre mi modo de transigir con las situaciones de mi vida: si estoy en reacción frente a la autoridad, si quiero tener razón frente a alguien o frente a algo, voy a “tensar la espalda” por orgullo. Si, al contrario, vivo sumisión, si tengo miedo, si me siento débil, voy a “curvar la espalda” y cuantas más grandes sean mis preocupaciones, más “me dolerá la espalda”. Ciertas personas integran más las dificultades de la vida en la escritura, el diálogo o el intercambio. Elijo el medio que mejor me conviene y dejo que la vida fluya en mí para aprender a expresarme más y afirmarme cuando lo necesito. Acepto que la vida proyectos me sostenga en cada instante y “levanto los hombros”, sabiendo que tengo la fuerza necesaria para realizar todos mis movimientos.