Los expertos llevaron a cabo escáneres cerebrales para analizar la respuesta de dolor de individuos que habían sufrido una lesión de la espalda y encontraron que la respuesta emocional de cada persona al dolor es distinta e involucra la comunicación entre dos regiones del cerebro: la corteza frontal y núcleo accumbens.
Destacaron que estas regiones están encargadas de las emociones y la motivación. La investigación publicada en la revista Nature Neuroscience mostró que entre mayor es la comunicación entre las dos regiones, se incrementa la probabilidad de que el individuo desarrolle dolor crónico.
En tal sentido el profesor Vania Apkarian, quien dirigió el estudio, manifestó que “inicialmente estas secciones del cerebro están más agitadas en ciertos individuos, o podría haber influencias genéticas y ambientales que predisponen a estas regiones del cerebro a interactuar a un nivel excitable”.
Explicó que “una lesión en sí misma no es suficiente para explicar por qué se siente dolor continuo. Este tiene que ver con la lesión combinada con el estado emocional del cerebro”.
Apkarian agregó que el hallazgo ofrece información valiosa para el desarrollo de nuevas terapias para el tratamiento del dolor crónico.
El núcleo accumbens, según explicó el doctor, es un centro importante del cerebro que se encarga de evaluar y enseñar al resto del cerebro cómo reaccionar ante el mundo exterior.
Los científicos creen que esta región utiliza las señales de dolor para "instruir" al resto del cerebro a que desarrolle el dolor crónico.
La investigación involucró a 40 voluntarios que habían sufrido un episodio de dolor de espalda que había durado entre uno y cuatro meses. Cada uno de los participantes fue sometido a cuatro escáneres cerebrales durante un año.
Con los resultados de los escáneres, que mostraban el nivel de comunicación entre la corteza frontal y núcleo accumbens, los científicos pudieron pronosticar con 85 por ciento de precisión quiénes desarrollarían dolor crónico posteriormente.