viernes, 18 de septiembre de 2015

REFLEXIÓN DEL DÍA



Nuestra existencia en este mundo podría compararse con un sueño. Una cuestión de la máxima importancia y de eterna relevancia es cómo enfrentamos la muerte, destino inexorable de todo ser humano. Porque ante la muerte, factores externos como la posición en la sociedad o dentro de la organización suman cero. Todo depende de la fe de uno, de su estado de vida.