El reiki, terapia de la que recurrentemente tratamos en esta web, ha sido noticia en numerosos medios nacionales e internacionales hoy, por ser una disciplina que está empezando a colarse en nuestros centros públicos de salud. Hospitales públicos como el Ramón y Cajal de Madrid, el de Guadarrama y el Virgen de la Macarena de Sevilla, ofrecen el reiki con intención de restablecer el equilibrio del organismo, potenciar el sistema inmunológico y la capacidad de lucha ante agresiones químicas como los tratamientos oncológicos.
El artículo extraído del diario La Razón afirma que el reiki “Basado en la proyección de la energía a través de las manos, es una técnica milenaria de origen japonés, que se va haciendo hueco en la Sanidad pública. En la actualidad, varios hospitales españoles ofrecen el reiki como parte del tratamiento, como el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, el Hospital de Guadarrama, el de Puerta de Hierro, Virgen de la Macarena de Sevilla y San Juan de Dios, son algunos de ellos. No obstante, su implantación aún dista de la existente en otros países como Estados Unidos y Reino Unido, donde se emplea en más de 1.000 centros hospitalarios y está incluido en el Sistema Público de Salud desde hace tiempo”, como también hemos ido defendiendo en otros artículos de esta misma web.
Beneficios
Según destaca Charo Fernández, maestra de esta disciplina, «sus efectos inmediatos y visibles en los pacientes son relajación muscular, mejora del sueño, disminución de ansiedad y mejora del estado de ánimo». Los expertos destacan que, gracias a esta terapia, se puede aliviar el dolor crónico que genera, por ejemplo, la artritis, el reuma o la migraña. Asimismo, acelera la recuperación de lesiones, y ayuda a calmar el estrés y la ansiedad.
Pero, sin duda, uno de los mayores beneficios se obtienen en relación al cáncer, porque «reduce los efectos secundarios de la quimioterapia», dice Carmen Ruiz, miembro de la Federación Española de Reiki. Por su parte, Fernández matiza que «potencia la reacción curativa de los fármacos», porque, «restablece el equilibrio en el organismo. Refuerza y activa el sistema inmunológico y, por tanto, la capacidad de lucha ante las agresiones químicas (necesarias para luchar contra la enfermedad)», añade.
En una sesión clásica de unos 45 minutos, el individuo, tumbado en una camilla, nota cómo el maestro pone sus manos en diferentes zonas del cuerpo, empezando por la nuca y terminando por la planta de los pies. Doce son las posiciones principales estratégicas que las manos ejercen en zonas en las que residen los centros de energía. «No se manipula al paciente, como ocurre con los masajes. Se posan las manos y se canaliza la energía, que va asimilando el cuerpo», especifica Ruiz.
Y no existen impedimentos para practicarlo. «Se comentó en su día que quienes llevaban marcapasos, por ejemplo, no podían someterse a esta terapia, pero yo misma he tratado a un paciente con marcapasos con buenos resultados. Es más, también a personas en coma o estado vegetativo, porque en ocasiones su sistema digestivo no funciona naturalmente y gracias a esa energía que se proyecta, logramos que se regule».
En cuanto al personal que lo practica, Fernández matiza que «suele cubrirse con voluntariado preparado. Aunque en el Hospital de Guadarrama, lo aplica el propio personal de enfermería». Precisamente aquí se impartió recientemente la primera jornada sobre reiki. Un centro hospitalario en el que la terapia se aplica desde septiembre de 2011 como una herramienta más para el cuidado de los pacientes. Durante las jornadas explicaron que «hemos podido comprobar cómo mejoran signos tales como el dolor, el miedo, angustia etc. Los pacientes manifiestan alivio de los síntomas, incluso mejoría en aspectos que van más allá de los esperados, que no están en relación con la causa por la que recibieron la terapia».
El proyecto se enmarca como un elemento en la cartera de servicios del hospital, dentro del ámbito de los cuidados de enfermería, y a partir de la detección de problemas de cuidados etiquetados en la clasificación norteamericana de problemas de cuidados enfermeros Nanda, bajo la denominación «alteración del campo energético».
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