El que habla mal
de otras personas,
sin duda, habla mal
de si mismo.
Y si además de hablar mal,
miente, es por envidia
y sino por desatino.
El juicio nos condena,
nos ata a una mentira,
nos encasilla sin motivos.
Nunca juzgues
a un hermano,
pues nada conoces
de su camino.
¿Qué sabes tú
de su destino?,
si no te has puesto
en sus zapatos.
Porque aquel que critica
se critica,
y aquel que juzga
se juzga a sí mismo.
Él es un maestro disfrazado,
y no un enemigo.
Un fiel espejo que refleja
algo en tu interior
que aún está dormido.
Él te enriquece
al fastidiarte, amigo,
porque provoca
en tu egoísmo,
que entres en ti
y te mires a ti mismo.
Por eso, la ignorancia
siempre llena la boca
del que no es
precavido.
Antes de decir
falsedades,
mírate al espejo
y reflexiona.
No prejuzgues,
no hables mal de nadie,
o terminarás
creyéndote tu delirio.
Piensa bien las cosas
antes de decirlas,
ya que lo que dirás
de otros, sólo muestra
lo que llevas dentro,
y aún no has visto
en ti mismo.
miente, es por envidia
y sino por desatino.
El juicio nos condena,
nos ata a una mentira,
nos encasilla sin motivos.
Nunca juzgues
a un hermano,
pues nada conoces
de su camino.
¿Qué sabes tú
de su destino?,
si no te has puesto
en sus zapatos.
Porque aquel que critica
se critica,
y aquel que juzga
se juzga a sí mismo.
Él es un maestro disfrazado,
y no un enemigo.
Un fiel espejo que refleja
algo en tu interior
que aún está dormido.
Él te enriquece
al fastidiarte, amigo,
porque provoca
en tu egoísmo,
que entres en ti
y te mires a ti mismo.
Por eso, la ignorancia
siempre llena la boca
del que no es
precavido.
Antes de decir
falsedades,
mírate al espejo
y reflexiona.
No prejuzgues,
no hables mal de nadie,
o terminarás
creyéndote tu delirio.
Piensa bien las cosas
antes de decirlas,
ya que lo que dirás
de otros, sólo muestra
lo que llevas dentro,
y aún no has visto
en ti mismo.