sábado, 1 de septiembre de 2012

El silencio interior es el ambiente preciso para incubar los más sublimes proyectos. Programa, cada día, un período concreto de silencio absoluto, en la soledad. Permaneciendo quieto y relajado, no pienses en nada; deja tu mente en blanco, 
totalmente vacía.
Si oyes un ruido o escuchas un sonido, niégate a pensar en su causa. Percíbelo sin evaluarlo. Escucha la música del silencio para que vivas a profundidad, y para que te beneficies del silencio fértil y curativo. Después de un ejercicio de silencio, gozarás de una serenidad interior vitalizante. Del árbol del silencio pende el fruto de la sabiduría.

Teresa Zavaros

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