lunes, 18 de noviembre de 2013

EVOLUCIÓN DEL HOMBRE





 “En los últimos 100 mil años hemos hecho todo lo posible para ayudarlos, primero a encajarse con ustedes mismos, y después a encajarse con el universo. Después de la distorsión grave en que ustedes quedaron inmersos, ha sido para nosotros un reto, un desafío poderlos recuperar. Cuando decimos la palabra encajar, nos referimos al desfase que ustedes tienen entre la masa encefálica y el cerebro (la mente se desarrolló después, más o menos en los últimos 42 mil años). Al principio, la masa encefálica no respondía a los estímulos que colocábamos en sus cerebros. Solo a través de la evolución, de las experiencias y vivencias hemos logrado que los dos cerebros poco a poco comenzaran a alinearse uno con el otro. Por este motivo, el símbolo de las seis puntas del planeta no lograba moverse: las puntas estaban rígidas e inflexibles, al igual que sus cerebros. Después de muchas investigaciones y estudios, llegamos a la conclusión de que podíamos ayudarlos. Colocamos en el centro del planeta un disco solar, el cual debía girar frente al Sol, atrayendo con este movimiento mucha energía calorífica hacia dentro del planeta. Esta energía se expandiría hacia las seis puntas, y con ello el planeta giraría más y más velozmente.

Para realizarlo, necesitábamos construir unas antenas en el exterior del planeta que servirían como puntos de atracción para captar la energía cósmica. Estas puntas externas tenían que ser la continuación de las puntas internas, porque al extraer la energía cósmica, esta tenía que concordar con los elementos que se concentraban en determinadas épocas. Así, la captación energética sería mayor y la concentración energética ayudaría al disco solar a girar y mover las seis puntas. De esta forma, el planeta se podía alimentar constantemente de energía nueva y reciclar la energía inerte. Por este motivo fueron construidas las pirámides en tres lugares diferentes del planeta: Egipto, México y Perú, antigua civilización que ustedes llaman Lemur y Atlantis. Para entender lo que les estamos explicando, lo que ustedes conocen como continentes: América, África, Europa, Asia, etcétera, no estaban divididos: eran uno solo. África estaba unida a América del Sur; Europa se encajaba con América del Centro y América del Norte; Australia pertenecía a Asia; Groenlandia era parte de Asia, y así. Cuando construimos las pirámides en Egipto, México y Perú, formaban una pirámide tetraédrica perfecta, de tal manera que la antena y el disco solar se encontraban en el centro mismo del planeta Tierra.

Cada pirámide representaba un elemento: Egipto: el agua. México: el fuego. Perú: el aire. Todas fueron construidas sobre el elemento tierra. Mientras las antenas funcionaron, el planeta se mantuvo en equilibrio. Cuando el continente se dividió y se esparció en el transcurso de los tiempos, las antenas dejaron de funcionar, el disco solar paró y el planeta dejó de atraer la energía cósmica que lo ayudaba para que las seis puntas girasen con más velocidad. Hoy en día, el disco solar está obsoleto: es la estrella de las seis puntas lo que rige actualmente al planeta. Las puntas giran a su propia velocidad, la cual es generada por las mentes humanas que se contactan con el centro del planeta, o sea, con la Ciudad Interna. Esta energía mental ayuda a que las puntas giren más rápido, mas a pesar del esfuerzo que las mentes hacen, podemos decir que aún falta la fuerza y la unión de las mentes del planeta, porque juntas lograrían un movimiento mayor, más dinámico y activo, permitiendo a las energías-pensamientos del planeta pasar a una dinámica energética de proporciones más elevadas”… 
Fuente:EL SER UNO I – Los Arcanos de Thoth.

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