La vida no te está esperando en ninguna parte, te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Basta solo un minuto para sonreír o para llorara en la vida, basta un minuto para cautivarse con una flor y oler su eterno aroma, basta un minuto para recorrer el infinito o un infinito para recorrer solo un paso, basta solo un minuto para oír el canto de los pájaros, las olas del mar, las musicales notas del viento, también para oír el eterno silencio, basta un minuto para decir “SI” o e “NO” que cambiara tu vida.
Basta solo un minuto para sentir la tristeza, la derrota, la amargura, la intensidad, la incertidumbre, la alegría o la victoria. En un minuto puedes compartir, perdonar, esperar, creer, vencer y ser vencido, salvar o ser salvado, puedes incentivar a alguien o desilusionarlo. Basta un minuto para ser padre o madre, hijo o hija, profesor o alumno o maestro y discípulo. Solo un minuto para entender que la eternidad es solo existencia y que tiempo y espacio es tan solo fantasía de la mente como lo que escribo.
Basta solo un minuto para recordar los bueno momentos vividos y también por las tristezas que hemos pasado, solo un minuto para despedir al buen amigo, basta un minuto para ver al ser amado, sentir sus caricias, su mirada, su alegría, basta un minuto para decir adiós para siempre, o un minuto para darle la bienvenida a nuestros seres queridos. Esa es nuestra vida llena de formas, sentimientos, de costumbres, donde a veces lloramos a nuestros muertos otras veces lo bailamos. Un minuto es tan corto pero a veces tan largo y parece increíble que deje tantas huellas y tan profundas en nuestras vidas.
Vivir a cada minuto de nuestras vidas con comprensión, con alegría, con optimismo, compartiendo nuestro pan solo para aquel que verdaderamente lo necesita, siendo prudente ante la vida y ante los hombres y mujeres de este mundo, vivir y dejar vivir la vida de cada ser; y asi aprenderíamos a vivir la vida con mas fuerza a través de todas nuestra experiencias y emociones porque solo ellas nos enseñaran a llegar a complementar cada día mas nuestra evolución personal.
La vida muchas veces nos enseña que los errores no se niegan, se asumen. Los pecados no se juzgan, se perdonan. La tristeza no se llora, se supera. El cariño no se grita, se demuestra. El amor no se compra, nace del fondo de tu alma. Y que esa Energía que sueles llamar Dios no se busca porque siempre está con nosotros! Has pasado una vida intentando hacer lo que debería y no haciendo lo que se debe.
Pedro J Avila R
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