No hay nada que el cuerpo físico de una persona no haga, sin primero ver por la existencia y la seguridad del mismo ser. Todo y absolutamente todo lo que el cuerpo hace, es con el fin de proteger su vehículo físico en pro de su propio beneficio y salud, (las llamadas enfermedades son simplemente condicionamientos del cuerpo en el proceso de adaptaciones por malos hábitos de vida) incluyendo la retención de líquidos, o la acumulación en lugares seguros de detritos, químicos, lipofuscinas, el aumento de colesterol, el endurecimiento de tejido, espasmos musculares e inclusive los mismos tumores. Nosotros permitimos ser parasitados de identidades que crean una simbiosis con nuestros cuerpos biológicos y que son los dueños de las patologías. Nosotros somos los enfermos. Los enfermos son los que retienen las enfermedades. Cuando nuestro organismo se satura de toxinas, o bloqueos energéticos busca diferentes formas en primera estancia para encontrar el lugar más seguro y adecuado para depositar estas toxinas, y en segundo lugar busca la manera de manifestarnos a través de síntomas de que algo anda mal en el sistema.
La mala relación Mente Cuerpo y Espíritu en que se encuentra el ser humano del siglo XXI es vergonzosa, en relación a la enorme cantidad de información disponible. El sistema endocrino simplemente produce las hormonas que generaran salud o enfermedad. Dependiendo en gran parte de la relación en cuanto a los pensamientos y sentimientos que creamos en nuestra Mente, Cuerpo y Corazón.
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