ENTENDIMIENTO
Estás fuera de la prisión, fuera de la jaula. Puedes abrir tus alas y todo el cielo es tuyo. Todas las estrellas y la luna y el sol te pertenecen. Puedes desaparecer en el azul del más allá… Simplemente deja de aferrarte a esta jaula, sal de la jaula y todo el firmamento es tuyo. Abre tus alas y vuela por el firmamento como un águila.
En el firmamento interior, en el mundo interior, la libertad es el valor más elevado. Todo lo demás es secundario, incluso la bendición, el éxtasis. Hay miles de flores, son incontables, pero todas ellas se hacen posibles en un clima de libertad.
COMPARTIENDO
A medida que te mueves hacia arriba, hacia el cuarto centro que es el del corazón, toda tu vida se convierte en un compartir amor. El tercer centro ha creado la abundancia de amor. Al llegar al tercer centro en la meditación, tienes tanta sobreabundancia de amor, de compasión, que quieres compartir. Esto sucede en el cuarto centro, en el corazón.
Es por esto que, incluso en el mundo ordinario, la gente piensa que el amor viene del corazón. Para ellos es simplemente algo que han escuchado; no lo conocen porque nunca ha llegado a su propio corazón. Sin embargo, el meditador llega finalmente al corazón. Cuando ha alcanzado el centro de su ser, el tercer centro, de repente una explosión de amor y comprensión, compasión y gozo y dicha y bendición surge en él con una fuerza tal que golpea el corazón y lo abre. El corazón está simplemente en medio de tus siete centros: tres centros por debajo, tres centros por arriba; has llegado exactamente a la mitad.
VIAJAR
La vida es una continuidad siempre y siempre. No hay un destino final. Siempre es un “ir hacia”. Simplemente el peregrinaje, simplemente la jornada en sí misma es vida, sin llegar a un cierto punto, sin meta; sólo danzando y el estar en el peregrinaje, moviéndose alegremente, sin preocuparse por el destino. ¿Qué harás al llegar al destino? Nadie lo ha preguntado porque todo el mundo está tratando de tener un destino en la vida. Sin embargo, las implicaciones… si realmente llegas al destino de la vida, ¿entonces qué? Entonces vas a sentirte muy perplejo, no hay a dónde ir… has llegado al destino final y en la jornada lo has perdido todo. Has tenido que perderlo todo. Así que, al permanecer desnudo en el destino final, mirarás a tu alrededor como un idiota: ¿Cuál era el motivo? Estabas afanándote tanto, estabas preocupándote tanto y este es el resultado.
El comparar conlleva lo inferior y lo superior. Cuando no comparas, toda inferioridad, toda superioridad desaparece. Entonces eres tú; simplemente estás ahí: un pequeño arbusto o un enorme árbol, no importa, eres tú mismo, tú eres necesario. Una hoja de hierba es tan necesaria como la estrella más grande. Sin la hoja de hierba, Dios será menos de lo que es. El canto del “cucu” hace tanta falta como cualquier Buda; el mundo será menos, será menos rico si este “cucu” desaparece. Simplemente mira a tu alrededor. Todo es necesario y cada cosa encaja una con la otra. Es una unidad orgánica: nadie es más alto, nadie es más bajo, nadie es superior, nadie es inferior. Todo el mundo es incomparablemente único.
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