martes, 4 de marzo de 2014

Ataque de pánico y Flores de Bach



Deja que te cuente algo, pero visualízalo mientras lo lees:

Imagina que estás un día paseando tan ricamente, pensando en tus cosas, cuando de repente comienzas a sentir un malestar. Comienzas a sentir una sensación de ahogo que no parece acabar nunca, es como si te hubieran cerrado la garganta y no pudieras tragar. Mientras tanto, una presión en el pecho aumenta cada vez más, incluso aceleras la respiración de forma entrecortada para lograr introducir en tu interior tan preciado elemento. El corazón comienza a su vez a palpitar de forma desbocada, hasta el punto que sientes que se va a salir de tu interior. Cada latido sacude tu cuerpo de tal manera que notas el movimiento involuntario en tus extremidades. Un sudor frío te recorre desde los pies a la cabeza y notas tu cuerpo temblar sin saber porqué.
Parece que pierdes las fuerzas, notas una gran flojera en las piernas y estás a punto de desmayarte, todas estas sensaciones te desbordan de tal manera que no consigues recuperar el control.

Lo más probable es que en este momento te hayas olvidado de todo lo que existe a tu alrededor, solo existe lo que estás experimentando. Sientes que estás en peligro de muerte inminente y tu deseo de escapar de esta situación te provoca ganas de salir corriendo, como si de esa manera se acabara por fin el suplicio.

Hasta que poco a poco pareces recobrar el control y tus constantes vitales vuelven a la normalidad. Aún así, has pasado un trago tan amargo, que temes que ese episodio se vuelva a repetir de nuevo. Llegando incluso a obsesionarte con los síntomas, con todo lo que sientes en tu cuerpo. Hasta la más mínima anomalía te provoca pavor.
Pasan por tu mente enfermedades que terminas buscando por internet, pensando en lo peor y reproduciendo uno a uno cada síntoma que lees. Solo el hecho de imaginar que existe una enfermedad te hace comenzar a temblar.

Lo que te hace visitar al médico una y otra vez para confirmarte que estás sano, y que simplemente todo lo que has vivido se ha tratado de un ATAQUE DE PÁNICO.
Síntomas
Palpitaciones (Taquicardia)
Falta de aliento, sensación de ahogo.
Temblor o sacudidas.
Mareo, sensación de inestabilidad, falta de fuerzas, pérdida de conciencia.
Sudoración.
Dolor en el pecho.
Nauseas o molestias abdominales.
Despersonalización (Sensación de ensueño, mundo menos real, vida carente de significado).
Sofocación.
Parestesias (adormecimiento u hormigueo de distintas partes del cuerpo).
Miedo a perder el control.
Miedo a morir.

¿Por qué se dan los ataques de pánico?
Cuando detectamos un peligro, nuestro cuerpo se prepara por instinto para luchar o huir. Se trata de un sistema de supervivencia que colabora en nuestro organismo para nuestra supervivencia.

Cuando la sensación de peligro disminuye, los síntomas del mecanismo desaparecen y se recupera la normalidad corporal sin problema alguno. En cambio, en personas que sufren de pánico o ansiedad, la capacidad de volver a restaurar la normalidad se dificulta, activando por un tiempo más prolongado sensaciones físicas tan incómodas como las que se nombraron anteriormente.

¿Cuáles son sus causas?

Fobias: El miedo es un gran detonador externo, para que surjan reacciones corporales que preparen al cuerpo para la huida o la lucha. Miedo a las arañas, a volar, a espacios abiertos, a espacios cerrados, a las alturas, a contraer una enfermedad, etc.

Creencias: Mantener pensamientos negativos constantes y retro alimentar con ello creencias negativas puede generar una sensación de peligro continuo.
Baja autoestima: Una mala imagen acerca de uno mismo genera sentimiento de inseguridad, inferioridad, sensación de rechazo, desconfianza, entre otros, pudiendo provocar miedos irracionales en situaciones cotidianas. (Hablar con personas desconocidas, pedir algo, hablar en público, miedo a fallar, reprimir expresiones para evitar confrontación, etc.).

Emociones reprimidas: Cuando se reprimen emociones (ira, resentimiento, pena, tristeza, disgusto o las mismas ganas de llorar) se genera un alto nivel de estrés en el organismo que puede desembocar en ataques de pánico.

Además de causas biológicas, medicamentos, síndrome de abstinencia, etc.

Como ves, existen muchas causas que pueden generar un ataque de pánico. En todo caso, siempre es recomendable que consultes con un médico, psicólogo o terapeuta para que te acompañe en este proceso tan desagradable.
¿Qué puedes hacer cuando surge un ataque de pánico?
Lo primero es tratar de tomar consciencia de que es solo una sensación molesta. No te puede hacer daño. No te puede pasar nada malo.
 Trata de hacer afirmaciones positivas. Auto-sugestiónate con mensajes positivos. Manda un mensaje a tu cuerpo tranquilizador para que reaccione poco a poco. Solo se trata de algo pasajero.
 Te puedes ir diciendo por ejemplo: “Cada vez me siento mejor”, “Solo siento ansiedad, no pasa nada”, “Mi cuerpo se auto regula de una manera natural, todo está bien en mi mundo”. Cuando desaparecen los pensamientos alarmantes, el miedo se extingue por sí solo.
 Muy importante respirar lenta y profundamente. Sin desesperar, es normal que te sientas nervios@ al experimentar tantas sensaciones, poco a poco recobrarás la calma.
 No luches contra el miedo, ello incrementará los síntomas. Acéptalo, obsérvalo y deja que pase. Así como entra, sale…
 Si tienes un Remedio Rescate o Remedio de Urgencia (Flores de Bach) a mano, puedes tomar 4 gotas cada minuto hasta que notes la mejoría.

Por medio de la terapia con Flores de Bach se puede reducir gradualmente la intensidad y el tiempo de los ataques de pánico o angustia buscando la causa real por medio de un bonito trabajo de autoconocimiento y tratando de forma natural y holística el padecimiento a través de los preparados florales.

Algunas flores usadas para estos casos:

Remedio Recate:Se trata de un combinado de flores (Clematis, Rock Rose, Cherry Plum, Impatiens, Estrella de Belén) útil en casos de urgencia: Accidente, malas noticias, shocks, crisis, ataques de pánico, etc.) Proporciona una mayor calma y tranquilidad.

Mimulus: Sobre todo cuando existe miedo a algo concreto y conocido. Por ejemplo, a las arañas, a hablar en público, etc., ya que aporta equilibrio y valor ante este tipo de circunstancias.

Aspen:En este caso, se trata de un miedo, pero a algo desconocido. Sensaciones extrañas, premoniciones, etc. Generalmente quienes experimentan este tipo de miedo, no lo expresan evitando que se les tilde de locos.

Larch: Útil para personas que se infravaloran y se comparan con los demás. Aporta confianza en uno mismo e impulso para retos que parecen en principio imposibles de superar.

Agrimony: Para cuando existe una represión de algunas emociones, como la tristeza, la angustia, miedos, etc. Generalmente este tipo de personas esconden sus problemas tras una sonrisa. Facilita la liberación de aquello que se reprime.

En todo caso, las razones y las causas de los ataques de pánico son muy diversas y personales. Por eso, si tienes dudas, o no sabes cómo empezar a tomarlas, es recomendable que te pongas en contacto con un terapeuta profesional de Flores de Bach debidamente acreditado, para que tras la consulta te realice una fórmula personalizada, además de un acompañamiento terapéutico que te permita descubrir las causas reales de tu padecimiento. En ocasiones, el propio desconocimiento de este sistema, puede poner en cuestión su efectividad.

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