REFLEXIÓN DEL DÍA

No desees la sanación...
simplemente deja de desear...
pues es tu propio ego quien desea,
y al hacerlo, estás creando más resistencia,
estás generando más malestar...

No desees sanar...
no hay que desear nada...
únicamente observa todo tal cual es,
sin poner resistencia...
sin desear que desaparezca...

Pon atención a tu irritabilidad,
a tu enojo y a tu negatividad...
Manténte como el observador...
permitiendo ese dolor...
abrazándolo y aceptándolo,
penetrando en el núcleo más profundo de la emoción...

Deja que el dolor te impregne completamente,
permitiendo que esté ahí...
No desees que desaparezca,
tan solo siéntelo como una parte de ti...

Obsérvalo, mantente alerta y consciente,
y no desees la sanción...
solo permite que todo sea...
sabiendo en todo momento,
que es tan solo una proyección...

Y que tú, como totalidad,
eres fuente de todas las posibilidades,
y que todo lo creado,
no debe ser rechazado...

Cuando llegas a este punto de comprensión,
dejas de desear sanar...
y entonces, paradójicamente,
la sanación sucede de verdad...

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