viernes, 15 de noviembre de 2013

Diagnóstico de enfermedades mediante la lengua



Una de las características que distingue a la Medicina China es su atención a los cambios sutiles que ocurren en torno a una enfermedad, ya que a partir de ellos puede ser muy precisa en diagnosticar padecimientos.

De la misma forma en que en Occidente reconocemos un infarto por el dolor en el brazo izquierdo, sudor frío, cansancio repentino y presión en el pecho, así los médicos orientales poseen un complejo conocimiento de las mínimas variaciones que refleja cualquier enfermedad, mucho antes que nuestra ciencia médica.

Ventajas y desventajas de la medicina natural

Este sistema de diagnóstico puede gozar del diagnóstico temprano, aunque al ser tan intrincado, depende mucho de la experiencia y buen juicio del practicante. Buena parte del diagnóstico se aproxima a lo que en español llamaríamos intuición, pero también se ha codificado, para ser más preciso, y existen numerosos tratados sobre cómo interpretar la lengua y el pulso.

También se puede diagnosticar a través de nuestras emociones

Todo practicante de Medicina China debe saber al menos las bases del diagnóstico de pulso, y salvo médicos muy experimentados, éste es el primer pilar de la evaluación de un paciente. El segundo es la lengua.

La lengua cambia

Si ponemos atención, nos daremos cuenta muy fácilmente que nuestra lengua está en constante transformación. Cambia de color, de tamaño y de densidad. Se le forman grietas y capas blanquecinas. A veces duele.

Una simple mirada atenta puede revelar el estado de todo nuestro cuerpo, de la misma forma que lo hace la iridología, la reflexología o la quiropráctica.

Los principales aspectos de la lengua que se usan en el diagnóstico son su color, la capa que la cubre y su humedad.

Análisis de la lengua

La Medicina China distingue cinco posibles tonalidades que revelan el estado de los meridianos y los órganos internos. Aunque dentro de estos cinco tonos pueden hacerse subdivisiones o mezclas, se clasifica así para coincidir con la Teoría de los Cinco Elementos.

Una lengua sana es de un color rojo pálido y es húmeda, peor no demasiado. Esto revela la cantidad de sangre que circula en ella. En todas las medicinas orientales, la lengua es el punto de contacto entre las fuerzas del Cielo y la Tierra, el Ying y el Yang, la producción y administración de energía.

Durante una enfermedad, si la lengua mantiene su color y humedad, quiere decir que el padecimiento es superficial y no ha penetrado en la sangre. Si pierde color y humedad, es síntoma de deficiencia, si es muy húmeda, refleja falta de calor.

Una coloración demasiado roja se asocia con el Meridiano del Corazón. Si el origen del padecimiento es externo, como un virus, es síntoma de que ha entrado a los niveles más profundos del cuerpo y que la enfermedad sanará lentamente.

Si la lengua tiene un tono oscuro, ennegrecido, hay una disminución en el flujo de la sangre que se asocia con el Meridiano del Riñón, sin embargo, si el color es amoratado, se considera relativo al Meridiano del Hígado.

Una lengua amarilla, color característico del Bazo, es poco común (revela calor en el Estómago), de modo que el meridiano del Bazo se valora en el estado de la capa que cubre la lengua. Recordando que los órganos internos en Medicina China no tienen una exacta correspondencia con los conocimientos anatómicos, el Bazo tiene una gran participación en el sistema digestivo, y su diagnóstico incluye al páncreas. La presencia de manchas en esta capa es síntoma de problemas digestivos. Si la extensión, grosor o uniformidad de la capa varían, se consideran distintos padecimientos del Meridiano del Bazo.

Si la lengua tiene una apariencia grasosa puede reflejar un problema en el Meridiano del Pulmón. Este meridiano está directamente vinculado con el Intestino Grueso, por lo que un padecimiento los afectan por igual a ambos.

La forma y el tamaño de la lengua también revelan condiciones de los meridianos. Una lengua engrandecida o reducida se asocia con la cantidad de sangre y agua que acumula. Las heridas, aftas y otras formaciones se valoran según el lugar en que se presentan.

La lengua como un mapa

Quizás el estudio más especializado de la lengua depende de sus irregularidades. En toda ciencia holística, el estudio de una parte no es más que el reflejo del todo, y el diagnóstico de la lengua no es excepción:

La punta de la lengua se vincula con Corazón. Inmediatamente arriba, con Pulmón. El centro, así como la distribución de la capa que cubre la lengua, es lugar de evaluación de Bazo y Estómago; los costados revelan síntomas del Hígado y la Vesícula Biliar, y el fondo de la lengua (donde suelen revelarse infecciones de garganta) es lugar de diagnóstico de Riñón.

La interpretación del estado de estas regiones de la lengua conlleva a una multiplicidad de síntomas y combinaciones, que bien interpretadas pueden arrojar diagnósticos certeros y tratamientos positivos.

Aun así, difícilmente un terapeuta puede basar su evaluación del paciente exclusivamente en la lengua, como podría en cambio hacerlo con otros métodos, como quienes combinan la psicoterapia con acupuntura, o el análisis del Hara.


El diagnóstico preciso a través de la lengua es motivo de debate, en especial cuando se empalma con el diagnóstico médico occidental. Los volúmenes sobre las variaciones de la lengua son enciclopédicos y, a la vez, apenas son una porción del inmenso cúmulo de estudios sobre el diagnóstico médico chino. En ocasiones, un síntoma puede interpretarse de formas contradictorias, según el contexto de otros aspectos del cuerpo, pero las generalidades de esta ciencia son asombrosamente exactas.

El diagnóstico de lengua se adhiere a los esfuerzos de una creciente comunidad que mira hacia una comprensión del cuerpo humano más holística, noble y empática, y las limitantes o carencias de este método pueden superarse con estudios serios que estén dispuestos a admitir que somos mucho más que lo que revela una radiografía o una resonancia magnética.

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