jueves, 6 de febrero de 2014

Brotes y germinados caseros



La germinación hace que las semillas de cereales y leguminosas aumenten su valor nutricional. Cuando un grano cuenta con el agua, el oxígeno y el calor necesario, germina para formar un nuevo ser vivo, una planta que a su vez producirá nuevas semillas.

Cualquier semilla de leguminosa o grano de cereal puede ser germinado; los más apreciados por su textura y por el buen sabor de sus brotes son los obtenidos de legumbres (soja verde, judía mungo, alfalfa), cereales (trigo, cebada) y de berro, rábano, calabaza, girasol, lino y sésamo.

Germinar una semilla en nuestra propia casa Aunque se encuentran productos germinados en establecimientos de alimentación biológica y herbodietética, podemos elaborarlos en nuestra propia casa, si seguimos estos pasos:

• Seleccionar semillas apropiadas para ser consumidas germinadas, en buenas condiciones higiénicas y de conservación.
• Ponerlas a remojo en un frasco de vidrio (nunca de metal) tapado con una tela fina. La cantidad de agua: tres o cuatro veces superior al volumen de semillas.
• Dejar reposar las semillas durante 12 horas en un lugar oscuro y cálido.
• Desechar el agua y lavar las semillas con agua tibia. Enjuagarlas y cambiar el agua dos o tres veces al día hasta que se vean los brotes (tardan de dos a cinco días). Las semillas no germinadas se han de tirar.

Cómo hacer germinados de forma sencilla
Introducción

Parece que ya los esenios comían germinados. No han quedado muchos restos por su propia naturaleza, si hubieran consumido refrescos de cola en botella de plástico quizá lo supiéramos con más certeza.

Pueden comerse crudos como ensalada, hervidos, en bocadillo,...como a Ud. se le ocurra.

Parece que tienen muchas más vitaminas que las semillas de donde proceden y tienen pocas calorías. (Sí, las semillas se ponen a producir vitaminas cuando se las remoja).

Al ser de fácil preparación, puede ser una actividad que pueden realizar los niños pequeños.

Al ser tan sencillo el procedimiento, Ud. mismo puede hacer experimentos y variaciones.

Ingredientes:

• Algún tipo de semillas y agua. Las semillas más usadas son las pequeñas: lentejas, soja verde,... pero puede probar con cualquier cosa. (No puede utilizar semillas irradiadas, porque claro, no germinarán).

• Elaboración: Parece natural utilizar semillas lo más ecológicas posible. Ídem con el agua, mejor de manantial que no del grifo. (Si es del grifo, déjela unos días en un envase antes de utilizarla para que salga el cloro).

• El tamaño al que hay que comerse los brotes varía con la semilla: la alfalfa o las lentejas sacan brotes de 4 o 5 centímetros fácilmente y sin problemas. Con el trigo, arroz, los brotes sólo miden unos milímetros.

Procedimientos: sencillo y complicado
1. Procedimiento sencillo

Se vierten las semillas en un plato hondo. Recomendamos poner pocas semillas, de forma que cubran el fondo del plato pero que sólo haya una capa, que no monten las unas sobre las otras. (Una cucharada de semillas, más o menos). Si no cubren el fondo, no importa.

(En el procedimiento, las semillas van a crecer de volumen. Si son pequeñas las semillas y nos hemos excedido en la cantidad y algunas montan sobre otras, no hay mucho problema, pero si las semillas son grandes, a poco que nos excedamos en la cantidad, abultarán demasiado.

La clave está en que todas las semillas germinen al mismo ritmo. Si unas están encima de otras unas germinarán antes que otras y unas se las comerá crudas y las otras podridas).

Se echa un poco de agua para que todas las semillas se mojen, pero sin que las sobrepase ( a las semillas les gusta bañarse hasta la cintura, pero ¡ no saben nadar !).

Se mete en un rincón de un armario sin luz y a esperar.

Cada día se las echa un vistazo. El agua va desapareciendo, en parte porque lo absorben las semillas y en parte porque se evapora. Si se han quedado sin agua hay que reponerla.

Al cabo de unos días (uno, dos, tres), van apareciendo los brotes blancos. Siga reponiendo el agua.

Cuando los brotes tengan una longitud de 2,3 o 4 centímetros ya se las puede comer. (La longitud depende de cada semilla)

Si ha echado demasiada agua o se ha olvidado de las semillas y aparece moho entre ellas, le recomendamos que las tire y vuelva a empezar. (Si no se olvida de ellas durante unos cuantos días no es fácil que ocurra). Ídem si por cualquier motivo, huelen mal -se están pudriendo-.

Antes de comer los brotes se lavan bien en un colador. (se pueden guardar varios días en la nevera).

Para los viajes: Si debes viajar, puedes llevártelas en un tarro. Al final del viaje las vuelves a depositar en un plato, y ya está.

Ventajas de este procedimiento: Hay que trabajar muy poco cada día: sólo mirarlos y reponer el agua si es preciso. Las semillas no tienen nunca contacto con plásticos. Se pueden hacer cantidades industriales de forma sencilla. Las semillas se lo pasan bien jugando todo el día y cantando sin que las vea ni oiga nadie.

2. Procedimiento complicado

Compre un germinador de los varios tipos que venden en las tiendas ecológicas y siga las instrucciones.

O fabríqueselo Ud. mismo con un bote de cristal y una tapa agujereada.

Hay que echar unas semillas en el bote (poca cantidad), cerrarlo, echar agua dentro y luego escurrir varias veces.

Después de esta operación se deja inclinado en un lugar oscuro.

Hay que repetir la operación de lavado y escurrido varias veces al día ( de dos a cuatro).

Inconvenientes de este procedimiento: Hay que conseguir un germinador o hacérselo uno mismo. Las semillas pueden estar en contacto con plástico bastante tiempo. Y sobre todo: el acordarse varias veces al día es demasiado laborioso. ¡ Para una cosa que podemos hacer de forma sencilla !

Además, las semillas, al estar en una posición inclinada, tienden a agolparse las unas sobre las otras. Están en un ambiente más cerrado. (Quizá para otras latitudes sea necesario).

Detalles a no olvidar
Al germinar soja verde pueden quedar semillas sin germinar (o incluso piedras). Cuidado al comerlas, ¡están muy duras!.

La temperatura afecta bastante al su desarrollo (y puede detenerlo). La temperatura debe rondar los 20º. Quizá haya otros factores (la luna) que también pueden afectar. Vd. lo irá comprobando.

El cultivo de raíces no es ninguna novedad. Es una práctica muy antigua. Ya los chinos las conocían. De hecho, cuando de tribus vegetarianas pioneras se habla, es de rigor mencionar a los esensios.

Posteriormente, Ann Wigmor y Christian Challer, simultáneamente, programaron el método de alimentación viviente.

Hoy en día en diversos lugares se cultivan los brotes tiernos y hacen germinar las semillas para alimentar reses y animales de engorde, explicó Riviere.

Algunos ejemplos
Germinado de alfalfa: se remojan las semillas durante 12 horas. Luego se escurren y se colocan en el tarro de cristal, esparcidas por toda su superficie y se tapa el tarro con una gasa sujeta con una goma. Se colocan en un lugar oscuro y a una temperatura aproximada de 20 grados. Se deben enjuagar dos veces al día, sin quitar la gasa para que no se escapen las semillas y volviendo luego a repartirlas por todo el tarro. Al cabo de 6 o 7 días estarán listas para comer.

Los brotes de alfalfa son los germinados por excelencia. Se les podría dar la categoría de complemento vitamínico-mineral, ya que contienen gran cantidad de todos los minerales, vitaminas y oligoelementos necesarios para mantener nuestros procesos vitales. Además, contienen los aminoácidos más importantes y una excelente relación calcio/fósforo (muy importante en osteoporosis). También aporta gran cantidad de vitamina K y de clorofila.

Germinado de fenogreco (también llamado alholva): la diferencia con el anterior es que el tiempo de remojo son 8 horas y pueden estar listas para comer en 4 días.

Este germinado contiene una sustancia, la fenogrekina, que interviene en la regulación de la secreción de insulina por el páncreas. También contiene galactomanano que ayuda a mejorar la respuesta a la glucosa en diabéticos y reduce los niveles de colesterol, por lo tanto es hipoglucemiante e hipolipemiante. Funciona como aperitivo, es decir, tomado al principio de las comidas abre el apetito. Como curiosidad, en la antigüedad las mujeres orientales, en lugar de perfumarse exteriormente, comían germinados de fenogreco para oler bien, ya que otorgan un especial olor al sudor.

Germinados de lentejas y soja verde: necesitan unas 14 horas de remojo, y están listas para tomar a los 4-6 días de germinación.

Germinados de sésamo y quinoa: necesitan unas 6 horas de remojo y su tiempo de germinación es de 1-3 días.

Por lo general los germinados deben ser consumidos en crudo para no mermar su contenido nutricional. Lo ideal es usarlos en todas las ensaladas, aunque también se pueden añadir a otros platos como revueltos, purés, sopas, guisos, potajes, salteados, guarniciones, bocadillos, etc., siempre procurando añadirlos al final del cocinado para que estén el mínimo tiempo al fuego. Son alimentos muy tiernos, incluso los germinados de legumbres y granos, y su sabor difiere según el tipo de que se trate (desde el sabor dulce de los germinados de trigo hasta el sabor algo picante de los germinados de rábano o mostaza)

Es evidente entonces que los germinados son alimentos muy vivos y activos interiormente, y que nos proporcionan una enorme cantidad de nutrientes al tiempo que nos contagian su gran vitalidad.

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