viernes, 3 de enero de 2014

UNA BUENA MEDICINA: LA MEDITACIÓN



La meditación es una de las cartas estrella que tiene una persona para re-hackear su cuerpo. Existe evidencia de que la meditación estimula la repuesta inmunológica en personas con cáncer y en personas que han recibido vacunas, protege de la depresión, retarda la progresión del VIH e incluso sirve para limpiar impurezas de la piel. Y es que esa es la otra: la mente no solo es una herramienta para sanar el cuerpo, también para embellecerlo —es el cosmético cósmico. Regresando al inicio budista de este artículo, el antiguo maestro Nagarjuna, en su texto String of Precious Jewels, escribió que «la paciencia es abandonar los sentimientos de enojo» y también que la “paciencia trae la belleza”.

Analizando las palabras de Nagarjuna, Geshe Michael Roache dice: «Para verte a ti mismo como físicamente atractivo y saludable, planta improntas para esto en tu subconsciente al siempre rechazar el enojo». Para cultivar la paciencia —y su potencial de belleza—, nada como meditar. La meditación ha mostrado un interesante potencial para combatir el envejecimiento.

La telomerasa, la capa protectora de los cromosomas, se reduce cada vez que una célula se divide, lo cual propicia el envejecimiento. Estudios realizados en la Universidad de California-Davis muestran que los niveles de una enzima que fomenta la producción de telomerasa eran más altos en personas que habían acudido a un retiro de meditación que en un grupo de control (esto es especialmente interesante, ya que la telomerasa ha logrado revertir los procesos degenerativos en ratas en una investigación reciente de la Universidad de Harvard). Como ocurre con otros aspectos analizados aquí, la meditación trabaja influyendo en las vías de respuesta al estrés.

 Las personas que meditan tienen menores niveles de cortisol y muestran cambios en la amígdala, la zona del cerebro que regula el miedo y la respuesta a una amenaza (como el comportamiento de huir y luchar). Una de las investigadores del estudio citado, Elissa Epel, de la Universidad de California, cree que la meditación puede aumentar “las vías de restauración y aumento de salud”, al detonar una serie de hormonas sexuales y de crecimiento. El poder de la meditación no requiere de un arduo amaestramiento para hacerse sentir, la meditación puede detonar cambios estructurales en el cerebro con tan solo 11 horas de entrenamiento.

Entre algunos los efectos positivos para la salud documentados de la meditación se cuenta el haber disminuido la violencia en una prisión, combatir el déficit de atención y la depresión, reducir hasta en un 50% la posibilidad de un ataque cardiaco y ser más efectiva que los medicamentos industriales contra el dolor.

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