jueves, 13 de febrero de 2014
Namaskar
Namaskar, es una palabra indostaní que puede traducirse como "Yo saludo a la Conciencia Suprema que está dentro de ti con toda la pureza de mi mente y con toda la sinceridad y el amor de mi corazón". También puede traducirse simplemente como "Saludo a la divinidad que hay en ti". Idealmente, al saludar con esta palabra, las manos se juntan, se inclina la cabeza, las manos juntas se dirigen a la altura de la frente (centro de la consciencia) y bajan hasta la altura del corazón.
No confundir con Namasté, más popular y de un significado más sencillo. Namasté es un "Saludo típico de Nepal que se realiza, reverencialmente, juntando las manos a la vez que se pronuncia esta palabra. Tiene un amplio significado: buenos días, buenas tardes, buenas noches, hola, etc."
Desde el punto de vista espiritual, este saludo tiene un poder mágico de evocación de nuestra divinidad esencial. Si lo usamos constantemente y conscientes de su significado espiritual, puede ayudar recíprocamente a recordar que tratamos a cada uno como almas y no como personalidades. Resuena con una nota de reverencia y consciencia espiritual en la que se inspira.
Podemos usarlo para nuestro "yo superior" (*), especialmente al despertar, durante el día y al descansar: el saludo de la personalidad a la divinidad en sí mismo. Cada vez que nos encontremos con amigos a quienes consideramos con valores espirituales, en vez de decir "hola", podemos saludarles con la palabra "namaskar". En la correspondencia también podemos finalizar con "namaskar". Como energía que sigue al pensamiento, nos ayuda a contactar al "yo superior" de nosotros mismos y al de los otros y, en cierta forma, a evocarlo.
La pronunciación en indostaní está acentuada en la última sílaba (namasKAR). La "a" en las primeras dos sílabas es corta. Se pronuncia en hindú como la "a" de la palabra "paz". Mientras que la "a" en "kar" es larga y se pronuncia como la "a de unidad.
Tantas veces como sea posible, "namaskar" debe decirse en voz alta, con el objeto de usar al máximo su poder evocador.
Sin embargo, hay muchas ocasiones en que no es oportuno hacerlo así. Por ejemplo, cuando haya enojo, impaciencia, crítica por parte nuestra o de los demás; cuando hagamos nuevos conocidos, en el trabajo, con colegas, superiores o subordinados. En estas circunstancias podemos decirlo silenciosamente, como un constante recordatorio de la divinidad esencial.
Practicado con fe y dinamismo, ayuda a construir la clase de actitud interna que se exterioriza en relaciones humanas armoniosas.
Para padres y educadores, namaskar los pone en contacto con la realidad interna de niños y adolescentes, nutriendo nuestra comprensión interior. En muchos casos, cuando intentamos ayudar a un ser humano afligido o tratemos de solucionar tensiones interpersonales, namaskar puede servir como un saludo silencioso que nos sintoniza con la energía espiritual creativa que permanece aún tras el desequilibrio externo.
Namaskar es también una forma apropiada de desarrollar y demostrar la capacidad de funcionar simultáneamente y con una creciente toma de consciencia en dos niveles: el de la personalidad y el de la individualidad.
Namaskar.
(*) Empleamos el término "Yo superior" para distinguirlo del "ego" o "yo" de la personalidad. Se refiere aquí a la esencia divina del ser.
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