lunes, 10 de marzo de 2014

La importancia de una buena respiración para nuestra salud



La salud sería un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia, según la definición presentada por la Organización Mundial de la Salud. Ahora bien, para alcanzar y sostener este estado de salud, las personas necesitamos atender diversos aspectos; los más básicos de éstos serían tener una correcta alimentación e hidratación, dormir la cantidad de horas necesarias, hacer ejercicio físico y también respirar de forma correcta.
La respiración es una acción importantísima que normalmente descuidamos al tratarse de un acto mecánico. Respirar adecuadamente tiene que ver con utilizar toda nuestra capacidad pulmonar, realizando inhalaciones y exhalaciones profundas y lentas – siempre por la nariz - con el fin de oxigenarnos saludablemente y remover el aire viejo.

En general, la mayoría de las personas poseen hábitos de respiración que suelen ser totalmente inadecuados, ya que solamente utilizan la parte superior de los pulmones. Cada uno puede observar cuando respira que se llena de aire solo el pecho, y por lo tanto no utilizamos la parte baja de los pulmones, eso nos demuestra que nuestra respiración suele ser incompleta y deficitaria. El punto es que respirar de forma insuficiente provoca un mayor trabajo para el sistema cardiovascular, ya que el aporte de oxígeno que recibe es insuficiente y además esto suele provocar fatiga, ansiedad e incluso angustia, ya que hay una menor oxigenación de los tejidos y una mayor intoxicación general de todo el organismo. Esto no muestra la relación directa que existe entre nuestra forma de respirar y nuestros estados de ánimo.

Nacemos con una correcta respiración, está en nuestra naturaleza. Podemos observar como respira un bebé y veremos cómo su abdomen sube y baja al respirar (y no sólo su pecho). Lamentablemente, a medida que crecemos vamos perdiendo esta forma natural de oxigenarnos, probablemente debido a los hábitos sedentarios y el ritmo acelerado de vida.

De todos modos, puede recuperarse nuevamente ese hábito de respiración natural, realizando ejercicios respiratorios de forma diaria para que ese nuevo hábito se instale. Cuando aprendemos a respirar de forma correcta y adecuada, conseguimos un mayor aporte de oxígeno a la sangre (que va a oxigenar y nutrir todas las células del cuerpo y a limpiar los desechos) reduciendo el esfuerzo que nuestro corazón debe realizar y aumentando nuestra salud. Este mayor aporte de oxígeno producirá, al mismo tiempo, una disminución de la sensación de ansiedad y el establecimiento de una sensación de bienestar y de tranquilidad altamente beneficiosa para el organismo y para la mente.

El respirar correctamente nos devuelve la salud física, revitaliza el organismo,  aumenta la capacidad y la armonía mental y reduce la posibilidad de enfermar.

Reeducar nuestro modo de respirar requiere dejar de hacerlo mecánicamente para convertirlo en un acto consciente, hasta que nuestro organismo se habitúe a ello de forma natural. Dedicar unos minutos al día para practicar respiraciones largas y profundas y prestar atención durante las rutinas diarias para ir corrigiendo poco a poco los hábitos respiratorios incorrectos nos beneficiará en todos los ámbitos de forma muy rápida.

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